No somos wonderwomen

Tú también, cuando la mayoría de la gente empieza su jornada, ¿tienes la sensación de haber vivido tres? Si te suena, sigue leyendo…

 

Son las 9 de la mañana y te sientas en tu mesa de trabajo. Como muchas de nosotras, tu jornada empezó hace rato: ya has dejado a tus hijos en la escuela, hecho tu sesión de yoga semanal, llamado a tu mejor amiga (después de tu madre por supuesto), lanzado la lavadora (y el lavavajillas), mirado el programa de conciertos del mes que viene, dejado una nota a la niñera con el menú de los niños para la cena y enviado 3 mails para organizar el cumpleaños de tu pareja el próximo sábado…

STOP

Detente un momento: sal de este torbellino y obsérvalo desde fuera… agotador, ¿no?

 

Buena madre, esposa entregada, hija atenta, amiga presente, profesional competente, colega compasiva… ¿y tú, en todo esto?

 

Siento decírtelo de manera tan brusca, pero no, no eres una wonderwoman – y no tienes que serlo. Ni tú, ni yo, ni nadie.

Una amiga me envió este texto hace un tiempo y me llamó la atención. Os lo traduzco más abajo:

 

 

“Hay que ser única, pero caber en un molde. Caber en un molde, pero ser original. Ser original, pero no marginal. Cuidar su apariencia, sin ser un objeto sexual. Seducir a los hombres, pero siendo discreta. No castrar, no someter. No ser una zorra, pero hacer el amor como en una película pornográfica. Una monja multiorgásmica. Ser divertida, pero no payasa. Maquillarse, sin parecer una Barbie. Soft pero sofisticada. Natural pero sexy. Exuberante, pero afeitada como un militar. Ser madura, pero seguir siendo joven. Seguir siendo joven, pero no niña. Ser delgada, pero con pecho. Estar en la cocina, y a dieta. Gourmet, hambrienta. Tener carácter – oh, cuidado, aquí tienes demasiado: pareces histérica. No querer crear una familia a cualquier coste, pero crearla igualmente. Trabajar 40 horas a la semana, pero prepara platitos “bio” en casa. Ser una buena madre, pero no perderse en el camino. Perderse no está bien. Pero ser una mala madre tampoco. Veinte minutos de yoga cada día, pero siempre, siempre, mantener el control.

Es cierto, todo esto no deja mucho tiempo para revolucionar el mundo…”

(texto de Chloé Hollings, «Fuck les régimes»)


Bien. Ahora te lanzo una pregunta:

 

¿Y si la imperfección y la vulnerabilidad fueran el camino hacia la felicidad?

 

O más bien: ¿y si aceptar nuestra propia imperfección y vivir con nuestra vulnerabilidad marcaran el comienzo de este camino?

 

Y ¿si cuestionáramos este modelo de perfección de una wonderwoman que llega a todo, y concilia lo irreconciliable? Y ¿si dejáramos de imponer esta presión a nuestras propias hijas?

 

Está claro, esto requiere valor – el valor de ser imperfectas, de mostrarnos vulnerables. Requiere tiempo también, voluntad y un importante trabajo sobre nosotras mismas, para conocernos mejor y centrarnos en lo esencial. Es un camino.

 

La buena noticia es que este camino es muy hermoso y vale realmente la pena – porque lo que te hace vulnerable, también te hace hermosa, humana, y auténtica.


¿Estás lista para intentarlo?
Ármate de una libreta, de un boli, de auto-indulgencia y de mucho amor: aquí están algunos ejercicios para empezar.

 

¿Cómo funciona?

Algunos ejercicios son visualizaciones. Otros son preguntas de reflexión, que te acompañaran durante un tiempo. Empieza sentándote cómodamente, los pies anclados en el suelo, la espalda recta, las manos en las rodillas. Cierra los ojos por un minuto y respira profundamente. Centrate en ti, conéctate y concéntrate.

Para los ejercicios de visualización: Lee la descripción del ejercicio. Luego cierra los ojos, respira profundamente y déjate llevar por u imaginación. Proyéctate en la situación requerida, observa los detalles (las caras de las personas, los ruidos, los olores), nota mentalmente las emociones y las sensaciones físicas que vas sintiendo. Una vez finalizada la visualización, primero anota todo lo que has visto y vivido. Luego contesta las preguntas.

Para cuestiones de reflexión: Escribe primero todo lo que te viene a la mente: absolutamente todo, sin filtro y sin juicio. Luego puedes volver a leerlo, o dejarlo “reposar” un tiempo (unas horas, un día). Cuando lo retomes, puedes resumirlo, modificarlo, suavizarlo, etc.


Ahora sí, ¿preparada?

  1. Visualización n º 1:

Imagina que subes arriba de una escalera muy grande, tan alta que puedes ver tu vida abajo, desde allá arriba. Te ves, viviendo tu día, haciendo tus cosas, rodeada de tu gente.

  • ¿Qué ves? Intenta describirlo de la forma más objetiva posible.
  • ¿Qué imagen o metáfora te viene a la mente?
  • ¿Cómo te hace sentir eso?

 

  1. Visualización n º 2:

Proyéctate dentro de 20 o 30 años. Es tu cumpleaños y estás rodeada de todos tus seres queridos. Alguien está dando un discurso sobre ti. ¿Qué quieres que diga esa persona?

  • Escribe el discurso, y lo que más te ha marcado
  • ¿Cómo te sentiste al escuchar ese discurso?

 

  1. Cuestión de reflexión:

¿Qué es lo que en tu vida te hace vulnerable? ¿Qué sueles hacer al respecto? ¿Qué significaría, concretamente, aceptar y abrazar esta vulnerabilidad?


Para terminar, te voy a contar un pequeño secreto:
Es verdad, no eres wonderwoman…… pero sí tienes superpoderes.
Todos nacemos con talentos: el reto está en identificarlos, creer en ellos y dejar que se expresen.
¿Lo hablamos?

Cada mes, tengo el honor y el placer de escribir «El minuto Coaching» del webzine francés La Barcelonaise : en estos artículos, propongo reflexiones y ejercicios de coaching para hacer un «break» e iniciar un trabajo sobre nosotras mismas. Este es la traducción del primer artículo, habrá un nuevo artículo cada mes.

¡Sígueme para leer los siguientes!

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